viernes, 27 de diciembre de 2013

Criterio 8. Parte 2. b. Sobre los creadores de la idea y proyecto ''América Latina''. José María Torres Caicedo y un poema fundacional: ''Las dos Américas'' (1856)

José María Torres Caicedo nació en Bogotá, Colombia, en 1830, el mismo año en que falleció Simón Bolívar, y murió en 1889. 

José María Torres Caicedo
Créditos: Banrep Cultural
Junto a Francisco Bilbao, que era 7 años mayor que él, fue uno de los creadores de la idea y proyecto ''América Latina''.

Se destaca por su poema ''Las dos Américas'', escrito en 1856, en el contexto de la invasión del pirata norteamericano William Walker a Nicaragua. 

En dicho poema se usa nuevamente el nombre ''América Latina'', que Torres Caicedo y un grupo de escritores hispanoamericanos ya habían puesto en circulación en el año 1851:

Los nombres ''América Latina'' y ''América española'' 

''[...] Aislados se encuentran, desunidos,
  Esos pueblos nacidos para aliarse:
  La unión es su deber, su ley amarse,
  Igual origen tienen y misión:
  La raza de la América Latina,
  Al frente tiene la sajona raza,
  Enemiga mortal, que ya amenaza,
  Su libertad destruir y su pendón''.

También es verdad que Torres Caicedo usa una sola vez el nombre ''América Latina'' a lo largo del poema, y en todas las demás oportunidades, ''América española''.

Vamos a ver, entonces, el contexto histórico que hace que el nombre ''América Latina'' sea cualquier cosa menos ''una etiqueta'' y mucho menos ''francesa'', como enseña la cátedra europea. Es el contexto, justamente, el que demuestra que el nombre ''América Latina'' no se introdujo ''para difuminar la presencia cultural de España y Portugal en América'', sino por muchas otras razones.

El poema ''Las dos Américas'' lleva por introducción unos versos de las ''Poesías patrióticas'' del español Manuel José Quintana (1772-1857):

''Yo lo juro también, y en este instante
Yo me siento mayor, dadme una lanza,
Ceñidme el casco fiero y refulgente,
Volemos al combate, a la venganza,
Y el que niegue su pecho a la esperanza,
Hunda en el polvo la cobarde frente''


Un periodista comprometido con los ideales de libertad política y no intervención extranjera

Torres Caicedo tenía 17 años cuando publicó su volumen de poesías ''Religión, Patria, y Amor'', y tenía 21 cuando se unió al grupo de hispanoamericanos que impulsó el nombre ''América Latina''. Escribía para El Progreso y El Día de Bogotá, diarios de oposición que defendían la libertad de expresión y cuestionaban al gobierno, por lo cual fueron intervenidos en varias oportunidades. En 1853, en el diario El Día, escribió su primera nota cuestionando el intervencionismo yankee, y reivindicando para la América hispana, un viejo proyecto indohispano, el Canal de Panamá:

http://indoiberia.blogspot.com/2013/10/reino-de-espana-e-indias-8-el-canal-de_22.html

''La fuerza no sirve sino cuando se emplea para sostener la justicia, entonces ella pierde su deformidad porque la cubre el sagrado manto de aquella''.

''Si todos los pueblos deben protestar contra los gobiernos que emplean la fuerza para despojar al que está en quieta pacífica posesión de sus derechos, los pueblos débiles, más que otro alguno, están obligados a levantar su voz contra este principio [...]'' 

''¿Apelarán los norteamericanos a las armas, si no logran anexar el Istmo a su Confederación? ¡Oh, no! Los EE. UU. conocen el temple de alma de los granadinos y saben que la América del Sur en masa se levantaría para repeler sus injustas agresiones [...] Y en este caso se uniría, a la justicia, la libertad, y al noble sentimiento de independencia, el interés particular''.

En una oportunidad en que el periódico para el que escribía fue intervenido por la policía, y secuestrada la edición, recibió un tiro en el pecho. Como era arriesgada la operación, los médicos le aconsejaron que visitara a un especialista en París. Para esa fecha, ya se encontraba Francisco Bilbao, por segunda vez en París, huyendo de Manuel Montt. 

(Hubiera sido más complicado huir a Madrid, desde el momento en que España no había reconocido todas las independencias hispanoamericanas, y además, a Bilbao, republicano en todas partes del mundo y no solo en América, se lo buscaba, por su contribución, como chileno, a las revoluciones liberales europeas de 1848).


José María Torres Caicedo y los orígenes del pensamiento antiimperialista hispanoamericano

No está claro si este hecho generó las condiciones como para que Torres Caicedo pudiera coincidir con Francisco Bilbao en París, y asistir a sus Conferencias; pero aunque no haya podido escuchar la del día 24 de junio de 1856, pudo leerla, ya publicada, durante su convalecencia. 

No está documentado, pero lo cierto es que algún tipo de conocimiento debió tener de la Conferencia, y algún impacto le debió provocar, por un artículo de 1856 que tituló ''Agresiones de los Estados Unidos bajo el gobierno de los hombres del Sur''. En dicho artículo, Torres Caicedo analiza las condiciones sociales y políticas en las que se desarrolla el imperialismo norteamericano, que son muy actuales. Pero este artículo también es muy importante porque describe el proceso que lleva a la formación del pensamiento antiimperialista moderno:

''El espíritu de conquista cada día se desarrolla más y más en la República que fundaron Washington, Franklin, y tantos otros hombres ilustres. El filibusterismo, delito que antes castigaban los tribunales de esa nación, hoy encuentra apoyo en las altas autoridades políticas, hoy, por recurso eleccionario, un Presidente que sueña con la reelección, tiende la mano a una turba de aventureros sin fe política ni social, los pone al abrigo del estrellado pabellón; y al reconocer como legítima la ocupación que a mano armada han verificado de un país amigo de los EE. UU., el Presidente Pierce proclama el derecho de conquista como artículo esencial de la política norteamericana''.

''Los EE. UU., que estaban llamados a ser el sostén de las nacientes Repúblicas americanas y el baluarte que las defendiera de agresiones europeas; los EE. UU. que por las ventajas de su origen, su práctica en los negocios de gobierno aún antes de obtener la independencia, y su riqueza debida a su comercio, estaban llamados a proteger a las naciones de la América española, como sus hermanas menores; abandonan el hermoso papel que estaban llamados a representar, olvidando su misión, y, conculcando sus deberes, y violando la justicia universal, y aún las obligaciones de los pactos escritos, sedientos de dominación, van a destruir la independencia de pueblos débiles, y a participar del botín que les presentan algunos de sus espurios hijos [...]''

''Ya no solo Nicaragua es la invadida. Va a serlo también la Nueva Granada. El Gobierno de los EE. UU., dicen los periódicos norteamericanos, ha decidido que se envíen Cónsules a Panamá [en 1856, Panamá formaba parte del territorio de Colombia, que a su vez era parte de Nueva Granada] con los derechos y prerrogativas quetales funcionarios tienen en Berbería [en África], y que para esto se consulte al gobierno neogranadino; pero que, con consulta o sin ella, de grado o por fuerza, se manden doscientos hombres de tropa de los EE.UU. a Cuba y otros tantos a Panamá... ¡Y esto es respetar la soberanía de las naciones amigas! ¿El brioso pueblo de Nueva Granada sufrirá en silencio tamaño ultraje?''

''¿Cuál es la causa de tal procedimiento? El que los hijos de Panamá castigaron a un asesino que excitó al último punto su indignación, pero aún suponiendo que la justicia estuviese de parte de los EE. UU., esto daría campo a reclamaciones diplomáticas, y de ningún modo a actos de verdadera hostilidad. Si la disolución de los EE. UU. se efectúa un día, antes que por la cuestión de la esclavitud, antes que por la de tarifas, antes que por la de los freeseilers, antes que por los Know-nothings, vendrá por su espíritu de agresión y de pillaje''.


José María Torres Caicedo, un seguidor de Bolívar, escribe el poema ''Las dos Américas''

Después de analizar las condiciones históricas y las características del imperialismo estadounidense, Torres Caicedo cierra el artículo declarándose un seguidor de Bolívar:

''Jamás se había sentido con más fuerza que hoy la necesidad de llevar a cabo el pensamiento de Bolívar: la confederación de las naciones de América española''.

Ese mismo año 1856, Torres Caicedo escribe su célebre poema gran-nacionalista ''Las dos Américas'', donde empieza recordándonos el gran desastre mexicano de 1845, por el que EE. UU. le arrebató a México la mitad de su territorio:

  ''En vano fue que sus mejores hijos
  valientes se lanzaron al combate
  Que el enemigo en su carrera bate
  Las huestes mexicanas, su pendón.

  ''El yankee, odiando la española raza,
  Y del campo encontrándose adueñado
  se adjudica riquísima porción [...]''

  ''La América Central es invadida
  El Istmo sin cesar amenazado.
  Y Walker, el pirata es apoyado
  Por la del Norte, pérfida nación.

  ''El seno de la América valiente
  Desgarran ya sus nuevos opresores
  Hoy sufre Nicaragua los horrores
  De una ruda y sangrienta esclavitud:

  ''Tala los campos el audaz pirata
  Pone fuego a las villas y ciudades
  ¡Y aprueba sus delitos y maldades
  Su patria, tierra un tiempo de virtud!

  ''[...] Su móvil, la ambición y la codicia;
  Sus medios, ya la fuerza, ya el engaño,
  Y no ve que trabaja así en su daño,
  al revivir la más odiosa edad.

  ''La Europa no se duerme, sino acecha
  La ocasión de extender su despotismo
  ¡La libre unión preparará el abismo
  En que se hunda al fin la Libertad!''

Más adelante, y como antítesis, Torres Caicedo señala cuáles deberían ser los valores que orienten a la América del Sur del río Bravo, y cuál su programa político futuro:

    ''La América del Sur está llamada
    A defender la Libertad genuina,
    La nueva idea, la moral divina,
    La santa ley de amor y caridad

    ''El mundo yace entre tinieblas hondas,
    En Europa domina el despotismo
    De América en el Norte el egoísmo,
    Sed de oro e hipócrita piedad''.

Por otra parte, Torres Caicedo predice un futuro diferente de su propio presente:

    ''Reinarán los gobiernos de derecho;
    Esclavo de la Ley el ciudadano
    De sus actos perfecto soberano,
    Reglará sus acciones la razón.

    ''Se acabarán los lindes egoístas
    Que separan naciones de naciones;
    Y en lugar de la voz de los cañones
    Se escucharán cantares a la Unión.

    ''A cimas llevará tan grandes bienes
    La América del Sur con solo unirse;
    ¿Si ha padecido tanto al dividirse
    por qué compacta no se muestra al fin?

    ''Si lo quieres, el bien de tu existencia,
    Fácil lo encuentras: te lo da la UNIÓN!
    [...] ¡UNIÓN! y el paraíso tan soñado [...]''

Dos años más tarde, en 1858, al enterarse de la intervención franco-británica en el Río de la Plata, escribió ''Mis ideas y mis principios'', donde volvió sobre el tema, convirtiéndose en uno de los más convencidos unionistas hispanoamericanos.













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