sábado, 28 de diciembre de 2013

Criterio 8. Parte 3. La ''idea latina'' es de origen español y no francés. Hoy sería de enorme valor geopolítico para los pueblos del Sur y Este de Europa. El español Emilio Castelar era gran amigo del colombiano José María Torres Caicedo, y pensaban juntos sobre América Latina. Ellos imaginaron, en 1857, ''la Unión de España y América''.

3. La ''idea latina'' fue una corriente española completamente independiente de París, que intentó revitalizar la comunidad histórica formada por España y otras naciones de Europa, así como España y América.


Emilio Castelar y Ripoll.
Presidente de la I República.
Emilio Castelar y Ripoll (1832-1899), nacido en Cádiz, pero de origen valenciano, gran amigo del colombiano José María Torres Caicedo, Presidente de la I República Española entre 1873 y 1874, fue un destacado impulsor del proyecto de Unión o Confederación heleno-latina, además de proyectos de integración ibérica. Ya en 1858 propuso ''La Unión de España y América''. Y en 1883, al denunciar el expansionismo alemán, expresó en ''Las dos naciones ibéricas'', una idea similar a la de Rodó:

''Pues debiendo interesarnos por nuestra gran familia, la raza latina, como se interesa el heleno del Ática por el heleno de la Macedonia; como se interesa el eslavo de Bohemia por el eslavo de Montenegro; como se interesa el latino de Rumanía por el latino de Córdoba y Mérida; como se interesa el germano de la Pomerania por el germano de la Turingia o de la Suabia, ¡cuánto más no debemos interesarnos por aquellos de nuestros hermanos que se nutren de la misma tierra y se alumbran y vivifican a la luz y al calor del mismo cielo, cual una familia que se calienta al mismo hogar, se mantiene a la misma mesa y vive bajo el mismo techo!''

''Así yo he sostenido siempre, y sostengo ahora más que nunca, la identidad en la Península de Portugal con España, y la identidad de España y Portugal con las diversas naciones ibéricas que se alzan a una en el Nuevo Mundo. No basta para constituir nacionalidades varias y diversas que se aparten los pueblos por líneas de fronteras más o menos arbitrarias por colores de pabellones más o menos vistosos, por legiones de ejércitos mejor o peor uniformados, cuando los ríos mezclan sus aguas, las tierras sus átomos, los cielos sus horizontes, las montañas sus cordilleras, los pueblos su sangre, las historias sus recuerdos, las almas su religión, sus ideas y su palabra. Si creéis que basta un rey en el trono de Portugal y otro rey en el trono de Castilla para separar lo que juntan la naturaleza, la sociedad, la tradición, el arte, los tiempos y Dios, miserablemente os engañáis''.

''[...] Una patria ideal de todos los iberos se va formando por la condensación de grandes pensamientos emanados de las inteligencias mayores de uno y otro pueblo, y a esos idealismos, aunque parezcan vagos y etéreos, no se resiste mucho tiempo, pues, como el oxígeno universal, encienden la vida y transforman los objetos. Sí, la patria ideal, en que todos pensamos, y que todos queremos, es hoy una soñada utopía, pero será mañana una viviente realidad''. 

http://www.intratext.com/IXT/ESL0357/_P7.HTM


La noticia de que España era republicana produjo, en la Hispanoamérica de 1873, un gran entusiasmo. Los periódicos le reservaban un lugar a Emilio Castelar, y el mexicano Justo Sierra le dedicó estos versos:


    ''Viva España sin cadenas,
     Salud al León Español;
     Formemos un solo pueblo
     Por la libertad bendito,
     En cuyo cielo infinito
     No haya ocaso para el sol''.



El origen de ''la idea latina''

Los antiguos romanos pensaron la identidad latina como un ''nombre'', el nomen latinum, y no como una raza. Según esto, los latinos eran los pueblos aliados del Lacio que tenían algunas instituciones en común, como la organización política, la religión, y algunas tradiciones y costumbres. En una palabra, que formaban una comunidad histórica, con conciencia de su propia identidad y unidad. Roma no era otra cosa que una ciudad latina más (aunque con pretensiones hegemónicas), y Alba Longa, la ciudad precursora y la antigua cabecera del Lacio, hace 3.000 años.

Durante la Edad Media (476-1453), el latín vulgar dio paso a una lengua romance que hoy hablan casi 800.000 personas en España, Italia, Francia y Mónaco: la lengua de Oc u occitano, si bien muy fragmentada en dialectos. En España es oficial en el Valle de Arán. Esta y otras culturas romances o neolatinas surgieron de la refundición de tradiciones grecolatinas, celtas, germánicas, árabes, a lo largo de siglos, con el cristianismo como factor de unificación espiritual.


Extensión del occitano
y sus dialectos
En esta región, nacieron y se desarrollaron una serie de tradiciones culturales que forman el fondo común de la civilización española, francesa e italiana. Su legado más característico son los cantares de los trovadores.

Pero a medida que Francia se iba consolidando como Reino, los cantones occitanos empezaron a ser absorbidos por la influencia centralizadora de la monarquía de París. La Iglesia, entonces aliada con la monarquía francesa, los persiguió como herejes en la Cruzada contra los albigenses.

Por este motivo, en el siglo XIII, los occitanos huyeron a una región que era un modelo de convivencia entre los pueblos y tolerancia entre las civilizaciones y las religiones: España. Se refugiaron en Aragón y Castilla, siendo recibidos, con mucha ilusión por Don Pedro III el Grande de Aragón y Don Alfonso X el Sabio de Castilla, quienes vieron en ellos la posibilidad de enriquecer la herencia cultural cristiana en una España en gran parte musulmana.

''Si no mienten memorias y noticias que, registrando empolvados manuscritos y libros poco comunes, tuvo la buena suerte de encontrar un día el autor de estas líneas, Don Alfonso el Sabio llegó a conceder hospitalidad en una villa franca y libre a los poetas que, extrañados de su patria vendida al extranjero, pudieron al menos, gracias a esa hidalga concesión del monarca castellano, tener en Castilla suelo propio donde levantar la morada del fugitivo, tierra patria donde abrir la tumba del proscrito''. Víctor Balaguer, Los Juegos Florales.

Los occitanos lograron, mantener unida a la Cristiandad por medio de los Juegos Florales, competencias literarias que datan del siglo XIV, y que producían los mismos efectos que los Juegos Olímpicos entre los griegos.

''La tradición poética continuó viva en aquellos países, en los cuales, para gloria de las letras, viva se conserva todavía; y es fama que los últimos trovadores de Tolosa, al comenzar el siglo XIV, se reunían secretamente en un apartado jardín de aquella ciudad, donde, al oído, y a escama de las leyes, como si se tratara de una conspiración o de un crimen, se recitaban unos a otros los cantos y serventesios de los grandes maestros, conservando así el fuego sacro y con él el amor y el culto de aquella lengua y de aquella poesía proscritas entonces por los nuevos dominadores de la Provenza, sin recordar que con ellas se había despertado a la Europa del letargo en que estaba sumida por el secular ilotismo de los tiempos bárbaros''. 

''Siguiendo la costumbre de aquellos poetas que se reunían en un jardín y al pie de un laurel para recitar sus composiciones, y con su mismo propósito de conservar la lengua y la poesía, resolvieron algunos ciudadanos de Tolosa promover un concurso público de poesía el primer día del mes de Mayo de todos los años. Así nació la institución de los Juegos Florales''. Víctor Balaguer, Los Juegos Florales.

http://archive.org/stream/losjuegosflorale00bala/losjuegosflorale00bala_djvu.txt

En España, los catalanes estuvieron muy activos en la recuperación y difusión de esta cultura bisagra entre las culturas neolatinas de Europa. Para revitalizarla, Víctor Balaguer (catalán, 1824-1901) y Frédéric Mistral (provenzal, 1830-1914) formaron entre 1866 y 1867 una fraternidad catalano-provenzal a la que dieron el nombre de ''idea latina''. 



En 1876, Alphone Roque-Ferrier (provenzal, 1844-1907) publicó en Montpellier un trabajo titulado ''La idea latina en algunas poesías en español, en lengua de oc y en catalán''. El contenido del opúsculo no era solo literario sino político: era una invitación a la unión de los pueblos latinos de Europa. Toda la vida de Roque-Ferrier giró en torno a esta ''idea latina''.

En 1878, en un histórico concurso, ''Canto al latino'', organizado en Montpellier por la fraternidad catalano-provenzal, participaron todos los países latinos de Europa, Canadá, y América Latina, representada por Miguel Antonio Caro. El vencedor fue un rumano, Víctor Alecsandri.

Si los Juegos Florales podían unificar a Europa, con más razón podían integrar a España. El cómo, lo explicó Víctor Balaguer en el discurso leído con motivo de los Juegos Florales de Zaragoza:

''Estas fiestas literarias, despojándose gallardamente de todo carácter exclusivista, han encarnado ya en el pueblo español, revisten carácter nacional, y han venido a ser en cada comarca, una manifestación viva que responde a un sentimiento público''.

El Reino de Aragón hacia 1400
''Por esto, allá florecen hoy, lo mismo en la ingente Cataluña al pie del riscoso Monserrat, donde en su trono de peñas, y en su nimbo de nubes y de estrellas, aparece la Morenita de las montañas, patrona de los catalanes, que en la bella Valencia, donde todo es luz y amor, y encanto y gloria; lo mismo allá, en las regiones donde mora el valeroso astur, al pie de los sagrados y patrióticos recuerdos de Covadonga, y también en la verde Galicia, donde la tradición afirma que aportaron un día los legendarios héroes de Homero, proscritos de Tropa, para darle origen y nombre, que en los floridos vergeles de Andalucía, donde, envuelta en su blanco alquicel, las acoge la morisca Granada, y les dan asilo y hospedaje Córdoba la sultana y la sin par Sevilla, que de seguro encuentran reflejados en las trovas lemosinas, el carácter, el genio y el arte de los arábigos cantares; lo mismo en el corazón de la vieja y heroica Castilla, suelo afortunado, escogido por un monarca aragonés y una Reina castellana para reconstituir la patria española; y en los montes donde vive el euskaro, custodio fiel de su lengua, sus tradiciones y sus fueros, que aquí al pie del historial Pirineo, en este monumental Aragón, majestad suprema y sagrario de recuerdos, donde precisamente acaba de celebrar la antigua Bilbilis, patria de Marcial, certámenes que han tenido gran resonancia, presididos por vuestro Faustino Sancho y Gil, uno de los próceres y primates de vuestras letras''.

Víctor Balaguer
''España toda, nuestra querida España, en estas dos últimas décadas ha visto celebrar Juegos Florales en sus principales ciudades, junto a sus históricos ríos, al pie de sus abruptas sierras, orillas de ecos de dos grandes mares que tienden amorosamente sus brazos para estrecharla en ellos, y que, mientras el uno, el Mediterráneo, le trae con el murmullo de sus olas los ecos de los cantos provenzales y el recuerdo de las jornadas de Italia y de Turquía, de Nápoles y de Atenas, el otro, el Océano, es su vía láctea por las aguas [...] las islas Filipinas [...] la perla de las Antillas [...] la flor de Borinquen, y también a todas esas otras lejanas regiones, que, aún a pesar de su independencia, se llaman Américas españolas, y en las cuales viven y vivirán, la tradición de nuestra raza, la lengua de nuestros mayores y el genio de nuestra madre España''.


Europa en el año 1600. Créditos: Tyk.




















La ''Unión de España y América''

En los años 1857-1870, la revista ''La América'', del Director-propietario español Eduardo Asquerino García (1826-1881), se leía en todos aquellos puntos del mundo donde se hablaba español, para lo cual contaba con una red de 400 corresponsales en Europa y América.
América Latina lingüístico-cultural
Créditos: Fobos92
El objetivo de la revista, tal como lo declara su fundador, Eduardo Asquerino, en 1857, era mantener y fortalecer, los vínculos culturales e históricos, de España e Hispanoamérica.

En este mismo año 1857, se editaba el poema ''Las dos Américas'' de José María Torres Caicedo. (Ver artículo anterior, Criterio 8. Parte 2 http://geopoliticahispanoamericana.blogspot.com/2013/12/criterio-8-parte-2-b-sobre-los.html)

Por otra parte, en 1857, España mantenía relaciones diplomáticas con solo 9 Estados hispanoamericanos: México (1836), Ecuador (1840), Chile (1844), Venezuela y Uruguay (1845), Bolivia (1847), Costa Rica y Nicaragua (1850), República Dominicana (1855).

En esta revista se ventilaban todos los conflictos de la época entre España y los países hispanoamericanos, por un lado, de los países hispanoamericanos entre sí, y los problemas con los respectivos gobiernos. Además se cruzaba información sumamente valiosa sobre la situación de cada país, un tema que analiza con todo detalle Leoncio López Ocón en ''Biografía de La América''.

Todavía anterior a ''La América'', es la ''Revista Española de Ambos Mundos'' fundada por el uruguayo Alejandro Magariños Cervantes (1825-1893) en el año 1853, el mismo que se eliminó en España la prohibición de emigrar a Hispanoamérica. (Que a partir de entonces recibió más españoles que todos los que habían emigrado en los siglos anteriores).

La ''Revista Española de Ambos Mundos'' duró dos años, hasta 1855. Magariños Cervantes se encontraba en Europa en ese momento. Estudió Jurisprudencia en España, y luego viajó por Francia. En el primer número, editado en Madrid en el mes de noviembre, se declaraban los siguientes objetivos:

''Poner al frente de una publicación el título de Revista española de ambos mundos, es ya trazarnos un programa, es ya indicar la idea matriz, el fin y objeto principal que nos proponemos''.

''Tomando por tipo a la más acreditada revista europea, y siguiendo sus huellas en el fondo y en la forma, aspiramos a fundar una publicación seria, política, científica y literaria, dedicada no solo a nuestro país, sino también a la América española, y tan útil, amena, original y completa, como nos sea posible, sin ahorrar gastos, trabajo ni diligencia, para conseguirlo dignamente. Los nombres de los acreditados escritores con cuyo auxilio contamos, y que tomaran una parte activa en la redacción, responden, a nuestro juicio, del desempeño. En cuanto a la parte material, otras publicaciones de no menos importancia, llevadas a feliz término por el fundador de la presente, son la mejor garantía que podemos dar al público, que hace quince años le honra con su confianza''.

''[...] Destinada a España y América pondremos particular esmero en estrechar sus relaciones. La Providencia no une a los pueblos con los lazos de un mismo origen, religión, costumbres e idioma para que se miren con desvío y se vuelvan las espaldas así en la próspera como en la adversa fortuna. Felizmente han desaparecido las causas que nos llevaron a la arena del combate, y hoy el pueblo americano y el ibero no son ni deben ser mas que miembros de una misma familia, la gran familia española, que Dios arrojó del otro lado del Océano para que con la sangre de sus venas, con su valor e inteligencia conquistase a la civilización un nuevo mundo. Los nietos de los conquistadores nacidos en España, pueden y deben ayudar a sus hermanos nacidos en América a llevar a cabo la grande obra que iniciaron sus gloriosos ascendientes, al clavar la cruz y el victorioso estandarte de Castilla en las vírgenes playas del continente indiano. La Revista consagrará artículos especiales al examen y solución de varias cuestiones en que están empeñados el porvenir y los mas caros intereses de España y América''.

http://www.filosofia.org/hem/185/ram/8530000.htm


Unión de España 
América. Versión 
rioplatense del proyecto.
Andrés Lamas y otros,

años 1850.
Fue en este contexto que Emilio Castelar propuso, como tema de discusión, ''La Unión de España y América''. Corría el año 1858. Es increíble que se haya podido atribuir a Michel Chevalier una idea que está incomparablemente mejor explicada aquí, y en los textos hispanoamericanos, por supuesto. Y lo más increíble de todo es que lo haya ignorado la cátedra española:

''En este siglo, que tantas maravillas ha creado, siglo de libertad y armonía, la unión de dos pueblos puede verificarse, no por el hierro y el fuego, no por la conquista, sino por el pensamiento que da larga vida a todas sus obras''. 

''[...] El espíritu de las naciones, como el espíritu de los individuos, tiene sed insaciable de verdad, de justicia; y cuando no hay medios de apagar esa sed, el espíritu, que como el árbol, como la flor, necesita del rocío, desfallece y muere. Por consiguiente, cuando veamos nuestra nación agonizar, cuando la veamos abatida, no culpemos, no, a su espíritu; culpémonos a nosotros mismos, hijos del siglo XIX, que en la esfera de nuestra vida, nada hemos hecho por infundirle aliento con el soplo de una gran idea [...]''.

''¿Por qué, pues, perder la esperanza? [...] Con este fin, nuestro querido amigo y correligionario el Sr. Asquerino, venciendo mil dificultades, superando obstáculos insuperables a otra actividad menos grande, a otro más tibio patriotismo, ha fundado este periódico, único quizá en los anales de nuestra literatura, y en el cual parece que se agranda nuestro espíritu como si habláramos a todo el mundo. ¡Obra grande en verdad ha sido esta! [...]''.

''La raza latina puede ejercer en el Nuevo Mundo un apostolado superior a la raza anglo-sajona. Y la razón es sencilla. Raza artista, raza guerrera, dada a la disciplina, a la unidad, a la concentración de sus fuerzas, raza eminentemente social; la raza latina puede más, mucho más que la anglo-sajona en el Nuevo Mundo [...] El anglo-sajón no trabaja por una idea, trabaja por el comercio. El anglo-sajón, encerrado en su propio individualismo, no tiene por los pueblos ni por la humanidad, esa simpatía vivísima que es el gran blasón de la raza latina [...] Cuando Inglaterra habló, los pueblos se quedaron mudos. Cuando la raza latina habla, los pueblos hablan con ella, porque tiene el poder soberano del genio y la fuerza que le dan para las épocas de grande educación social sus tendencias a la unidad [...] A ella pues, se deberá, la realización de la gran necesidad que hoy tiene la América, y especialmente la América española, sí, la necesidad de unir aquellos pueblos en grandes y poderosas asociaciones, que tengan por base incontrastable la igualdad de todos los asociados''.

En esto Emilio Castelar fue profético, porque vemos cómo, con muchísimos menos recursos que los EEUU, somos nosotros quienes estamos sosteniendo el esfuerzo que representa la integración del continente. Es de Hispanoamérica de donde viene el impulso, es Iberoamérica, la que lo toma, es América Latina la que responde. 

''Y he aquí también otra de las grandes ventajas, de los grandes atributos de nuestra raza. La raza anglo-sajona será siempre aristocrática. Ora proclame este, ora el otro gobierno, en el fondo del corazón de esta raza, si bien está impresa indeleblemente la idea de la libertad, también está impresa acaso más indeleblemente la necesidad de una jerarquía. Pero la raza latina, lo mismo en Francia que en España, lo mismo en España que en Italia, lo mismo en Europa que en América, tiene impresa en la conciencia la idea de la igualdad. Así se explica que mientras el estado político de los pueblos anglo-sajones es sin duda alguna superior al estado político de los pueblos latinos, el estado social de los pueblos latinos es superior al estado social de los pueblos anglo-sajones. Así se observa que la nación donde hay más recuerdos feudales, más instituciones feudales, es Inglaterra; y aun en la misma América, la raza anglo-sajona conserva injusticias sociales que la raza latina ha borrado ya del espacio, a pesar de los grandes dolores que trabajan su atribulada existencia''.

En esto también notamos que Emilio Castelar fue un gran observador. Con muchos menos recursos, América Latina se ha esforzado, históricamente, por garantizar la democracia social; abolió mucho antes que EEUU la esclavitud, la segregación racial; mientras EEUU (en contra de lo que dicen sus propagandistas) cristaliza como una oligarquía social.

Para Emilio Castelar, lo mismo que para Francisco Bilbao, para José María Torres Caicedo, América Latina es cualquier cosa menos una ''etiqueta'', y es evidente que ni por asomo está hecha ''para difuminar la presencia cultural de España y Portugal en América''. América Latina no solo es un nombre, es un proyecto social, es un tipo de civilización, es una esperanza colectiva.

''Y no se crea que nosotros pretendemos mantener viva la discordia entre las razas, el antagonismo entre los pueblos. Nada hay más distante de nuestro corazón y de nuestra conciencia [...] Pero cuando la raza anglo-sajona pretende negar nuestra influencia en América, hacer suyo todo aquel mundo, turbar la paz de nuestras Repúblicas, acrecentar su poderío a costa de nuestro territorio, contar entre sus estrellas a Cuba; cuando esto suceda, fuerza es que todos los que de españoles nos preciamos, aunemos nuestras inteligencias y nuestras fuerzas para no consentir tamaña degradación, y estar fuertes y apercibidos en el día de los grandes peligros, de las amenazadoras desventuras''.

Se creía que para que se integraran España y América, primero tenía que integrarse Hispanoamérica, como columna vertebral de toda una Patria Grande al sur del río Bravo. Y aquí viene un concepto que ya lo había desarrollado Francisco Bilbao en junio de 1856:

http://geopoliticahispanoamericana.blogspot.com/2013/12/criterio-8-parte-2-sobre-los-creadores.html

''[...] Lo que hoy queremos no es de ninguna suerte esa unidad absorbente que mata las fuerzas, que aniquila el espíritu y la vitalidad; unidad horrible que rechazamos con todas nuestras fuerzas; lo que hoy queremos es la unión de todos los pueblos latinos de América en una gran confederación para defender sus intereses, comunicarse sus ideas, ejercer su independencia, y defenderse de las grandes tempestades que amenazan descargar sobre su cabeza [...]''.

''[...] Nuestra América no es, no puede ser, no será nunca ni en ningún tiempo, más que democrática [...]. La confederación de los pueblos latinos es la gran necesidad de la América del Sur [del río Bravo]''.

Este era el objetivo del proyecto:

''Así lo comprendió nuestro querido amigo el señor Asquerino, cuando desde el alto destino oficial que en América desempeñaba [...] propuso a nuestro gobierno [...] fomentar la unión de las Repúblicas entre sí; la unión de las Repúblicas con la madre patria''.

Y este era su programa de realización:

''El pensamiento del señor Asquerino, en verdad, no podía ser más justo ni más grande. Reunir a los pueblos, enlazar su comercio, [...] establecer una paz duradera entre los diferentes Estados, señalando sus límites por medio de grandes conferencias diplomáticas, imposibilitar la extinción de la raza indígena [...]''

''Para conseguir esto, el señor Asquerino propuso en su informe dado en julio de 1855, [...] que los hombres más notables de nuestro país, los hombres más patrióticos fueran a las legaciones americanas, que un tratado de recíproca propiedad literaria uniera nuestras inteligencias, que un tratado postal de que con mengua carecemos, facilitara nuestras comunicaciones con América [...]''.

Conclusión

De lo anterior surge, que el nombre ''América Latina'' surgió en un contexto donde se estaban normalizando las relaciones entre España e Hispanoamérica con el objetivo de consolidar todavía más la presencia de Hispanoamérica en la región y en el mundo. 

Por momentos, uno detecta en el discurso español las tendencias propias del pensamiento colonialista europeo de la época, las ambiciones de una burguesía en ascenso. Sin embargo, también se nota la influencia hispanoamericana, que provoca coincidencias sobre una lista de temas que son claramente anticolonialistas.

El sentido del nombre ''América Latina'' era algo que se entendía bien en España, como la necesidad de Hispanoamérica de estrechar sus vínculos con otros países del continente americano. Quienes alentaron y apoyaron el proyecto desde España, no entendieron que ese nombre se hubiera elegido ''para difuminar la presencia española'' sino más bien al contrario. Una Hispanoamérica fuerte, bien relacionada dentro de la región, contribuiría a extender el alcance del legado histórico de la cultura española a través de la cultura criolla y mestiza, y también la influencia de las culturas indígenas y africanas. Pero por encima de todo, una Hispanoamérica fuerte sería ella misma y de gran peso geopolítico dentro de la comunidad internacional.









1 comentario:

  1. Interesante. A seguir trabajando por la unidad hispana incluyendo a nuestros hermanos de Guinea Ecuatorial, Sáhara, Filipinas. Habrá que seguir combatiendo tanta leyenda negra...

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